miércoles, 30 de septiembre de 2009

Uno propone y Dios dispone

Se afinaban los detalles para la visita que haríamos de sorpresa a casa de mi tía. Inicialmente íbamos a entrar a su casa uno a uno, pero como el patio es grande, ella nos vería entrar y ya se perdería la sorpresa. Entonces como Luisa, una de sus amigas, había dejado olvidados unos lentes la última vez que fue, la llamaría desde la puerta de calle diciéndole que pasaba por el sector y pasó a buscar sus lentes. En el momento en que mi tía fuera a abrirle la puerta, gritaríamos todos juntos ¡¡Sorpresa!!

Luisa vive en la zona norte igual que yo. Le dije que nos juntáramos en el metro entre cuatro y cuatro y cuarto. Había que estar a las cinco en la puerta de la calle de la casa de mi tía. Y como soy muy puntual para mis cosas, teníamos tiempo suficiente para llegar. Luisa demoraba y demoraba. Yo ya estaba impacientándome. Estaba decidida a irme en el siguiente tren cuando Luisa apareció. Llamé a mi hermano para preguntarle donde estaba, y como estaba en el Supermercado, a cuadras de la casa, nos juntamos ahí. Ya eran las cinco cuando llegamos al Supermercado a encontrarnos con Iván y Nancy, su polola.

Mi hermano Héctor por su parte, había llegado de Talca el día anterior y como sé que mi hermano “no cuece Peumo” (dicho que se refiere a las personas que hablan y se les salen los secretos), pues no le conté a qué hora nos juntaríamos para que no metiera la pata.

Eran las cinco y mi hermano recién estaba comprando las botellas de pisco. Entonces llamé a Rosa, la otra amiga de mi tía Haydée quien debía de estar ya en la puerta de calle esperando. Cuando Rosa me contestó casi me caí de espaldas. Me dijo que mi tía ya la había visto y que se fue al agua la sorpresa, pero ¿cómo? Si mi tía nunca sale a la calle. Rosa me contó que andaba con Héctor ¿Y pa donde la llevaría Héctor? No entendíamos nada. En eso tomamos un taxi y llegamos a casa de mi tía, para encontrarnos ahí con mi tía Mary y mi ahijado-sobrino Yerko, y con Rosa y su marido, los que habían sido descubiertos ya por mi tía. Cuando entramos igual gritamos sorpresa, porque mi tía no sabía a qué hora llegaría yo y tampoco que iba con su amiga Luisa. Menos que iba a llegar con el Ivancito.

Realmente mi tía estaba sorprendida. Pero ¿y donde estaban los otros? Llamé a mi tía Ester y como ella tenía un almuerzo no sé donde, la había ido a buscar su marido el Tío Enrique, ellos traerían el pan y las pastas para hacer los canapé. Pero mis tíos andaban perdidos y todavía no tomaban micro para llegar a casa. Por su parte el hijo de ellos, mi primo Darwin, tampoco iría porque había trabajado ese día y estaba muy agotado. De mi prima Marcia no sabía nada, iba a llamarla pero había harto que preparar todavía.

Mi tía Haydée como sabía que íbamos a pasar el fin de semana con ella (cosa que siempre sucede cuando viaja mi hermano Héctor a visitarnos), había hecho dos queques, uno de amapolas y otro de manzanas. Yo, aparte de la torta llevaba un queque de manzana con nuez. Rosa llevaba queso y una botella de pisco. Y Luisa llevaba pistachos, papas fritas y aceitunas. Mientras Nancy e Iván exprimían los limones para el copete, nos íbamos interiorizando de los detalles de nuestra sorpresa fallida. Resulta que a mi tía se le había echado a perder el tubo fluorescente de la cocina el día anterior. Mi tía había ido en la mañana a comprar lo necesario para el arreglo. Héctor viendo que ya se iba a oscurecer y sabiendo que de un momento a otro empezarían a llegar los invitados, le dijo a mi tía que mejor fueran pronto a buscar a don Beño para que arreglara la lámpara. Por esa razón la acompañó a la casa de don Beño (media cuadra más allá). Fue entonces cuando mi tía Haydée desde lejos vio a mi tía Mary y le llamó la atención que mi tía estuviera ahí sin aviso previo. Tía Haydée se preocupó, pues pensó que algo le podría haber pasado a tía María y por eso había llegado sin aviso. Y más se preocupó cuando vio a tía Mary acercarse a un taxi que estaba en la puerta. Claro que mi tía no sabía que el taxi era el de su amiga Rosa, quien había llegado y estaba saludándose con mi tía Mary. Para colmo la lámpara no se podía arreglar porque justo lo que había que cambiar mi tía no lo había comprado. Así es que instalamos de emergencia e improviso, un par de lámparas de los dormitorios, arriba del refrigerador para iluminarnos (la probabilidad de que se echara a perder la lámpara justo el día de la celebración era de una entre mil. Justo tuvo que sucedernos ese día).

A todo esto mi tía Mary y Luisa distribuían los queques y el picoteo en fuentes y platos para llevarlos a la mesa. Yo saqué la Torta y se la entregué a mi tía Haydée.

Por poco y la torta tampoco me resulta. Como era de panqueques llegué el viernes después del trabajo a prepararla. Los panqueques no me resultaban, se me desarmaban todos cuando los desprendía de la lata y ya me estaba desesperando. Si no resultaba, tendría que comprar una torta hecha y no era lo que quería, yo quería hacer la torta. Yo quería decorarla especialmente para mi tía y para sus invitados. Feo sería que llevara una torta comprada cuando yo misma podría haberla hecho. Y pensaba para mis adentros: ¿porqué elegiste de panqueque? ¿porqué no hiciste una más fácil? ¡Tuviste que elegir la más difícil!, hasta recordé en ese momento porqué dejé de hacerla. Ya eran las diez de la noche. Empecé a hacer la segunda mezcla y con alivio ya me estaba resultando. Los nervios y el apuro me jugaban en contra. Terminé la torta y el queque a las dos de la mañana. Dejé limpia la cocina y me fui a acostar. Al día siguiente tendría que levantarme muy temprano a preparar la decoración.

A las seis llegaron mis tíos, los que se encontraron justo en la puerta con mi prima Jany, a la que no veía hace tres años (cuando velamos a mi prima Mirtha). La Jany aportó con dos botellas de Mango Sour. Los que me apresuré en guardar en el freezer para enfriarlos.

A las seis y media estábamos sentados a la mesa empezando la celebración. Celebración llena de inconvenientes, pero que finalmente sacamos adelante.

Mi tía Haydée estaba contenta. Reclamaba porque no le habíamos avisado, pero si lo hacíamos perdía la gracia de la sorpresa.

Lo pasamos regio. El marido de Marcia llevó su guitarra y amenizamos cantando canciones. Algunos invitados como mi tía Ester y el tío Enrique se quedaron a alojar en casa (como en los viejos tiempos). Así es que pasamos un fin de semana muy agradable y en familia.

Como verán uno propone y Dios dispone!

17 comentarios:

Genín dijo...

Lo que pasó con la lámpara es un claro ejemplo de la ley de Murphy, que creo que dice algo así como que si algo malo puede pasar, pasará...jajaja
Me alegro que se lo pasaran en familia, suele ser muy grato ver a los de tu sangre y siempre se cuentan anécdotas y quedan los recuerdos de esos días.
Besos y salud

TORO SALVAJE dijo...

Bueno, bien está lo que bien acaba.
Seguro que lo pasasteis muy bien.

Besos.

Anónimo dijo...

ya tanto que sí! pero vaya, con lo bien montado que estaba todo una pena que tuviera que descubrirlo, aunque seguro que igualmente se llevó una gran sorpresa!
y seguro lo pasastéis genial!
Besitos y a empezar bien el mes!

...flor deshilvanada dijo...

Bueno, pero más allá que se aguó la sorpresa, lo pasaron lindo, que en definitva es lo más importante...

Es tan lindo juntar a la familia... aquí somos de juntarnos casi todos los fines de semana son mis tíos y primos del lado de mi mamá, siempre suena el teléfono y la tícia pregunta... che, que hacemos hoy? O qué podemos comer?? etc.

Un beso Angita!

Abuela Ciber dijo...

Pero lo principal resultó: estar en familia y celebrando!!!!!

Cariños

M a r u dijo...

Pues si angelica, no hubiera estado bien que compraras un pastel, haciendo las delicias k tu haces jeje.
Tienes manos magicas mujer
saluditos
maru de chocolate

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Magnífico, un finde entre familia es lo mejor de la vida. Besos.

Anónimo dijo...

Qué fantástico universo el de tu blog!. La fotografía del gato me ha encantado... Un saludo.

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

Hola, Angélica...

Vaya, tremenda aventura la que vivieron todos los miembros de la familia por tratar de darle la sorpresa a la tía Haydée, con trasnochada incluida es aras de una buena torta.

Peo al final la pasaron muy bien.

Abrazos.

Ricardo Tribin dijo...

Que regio relato, querida amiga Angelica.

Si...Dios es quien decide y por ello resulta fortificante y muy saludable aceptar su Voluntad.

Abrazos grandes..

Carlos dijo...

No siempre estas cosas salen como uno quisiera porque el diblo siempre mete la cola, pero lo importante es fomentar el amor de la familia.

Un beso.

Anónimo dijo...

Lo comentábamos por interno...hay una razón por la cual no me siento cómodo con las sorpresas; los imponderables que quitan el factor inesperado, precisamente. En este caso, un tubo fluorescente.

Lo bueno es que, pese a los inconvenientes, se pasó bien en grata compañía...nada mal. Saludos afectuosos, de corazón.

Anónimo dijo...

Qué rico que todo saliera bien..Tu tía debió emocionarse mucho con la sorpresa... pobre viejita eso sí, antes no le dió soponcio con tanta sorpresa jajajajajajaja

Yo quiero la receta de la torta, eso sí, piensa que nunca he hecho un queque ni nada parecido, solo sé hacer panqueques, así que tan difícil no creo que me salga ¿o no?

Alvaro en OZ dijo...

hola !!! pasaba a dejarte un saludo, espero que estés bien !!!

Carlos dijo...

Como bien decimos aquí, cuando es de ser, es de ser.
Se juntan coincidencias, se dañan planes, pero al fin, se da!

Eres buena para organizar un plan, verdad?

Besitos.

Pame Recetas dijo...

Jajajaja, yo también me iba a referir a la ley de Murphy, pero veo que Genín me ha ganado el quien vive. Bueno amiga, al menos tuvieron una linda celebración y no hubo más percances. Me alegro de saber que lo pasaron bien finalmente. Un beso

Unmasked (sin caretas) dijo...

ANgelica,

Sos repostera?

a Que te dedicas porque es todo muy artistico y artesanal. Trabajas de esto?

Contame, porque me sorprenden tus platos.

besos

Petra