lunes, 2 de noviembre de 2009

Cambios

Mi vida ya no es la misma. Mi tiempo, ya no es el mismo. Mis ojos ya no ven lo mismo. Todo se ha revolucionado. Todo está lleno de él. Sólo tengo ojos para él.

Ya casi no tengo tiempo para escribir, no tengo tiempo para leer. No tengo tiempo para el jardín. Ni siquiera para mis labores cotidianas. Todo mi tiempo, se lo dedico a él. Pasamos los fines de semana completitos regaloneándonos. Me fascina estar con él. Me encanta complacerlo, y él me complace de la misma forma. He encontrado la copia exacta de mi forma de ser. Aunque yo soy un poquito “salvaje” como dice él (yo estoy en mi estado natural, sin pulimentos ni diplomacias). Pero es él quien me muestra el camino con sabiduría y dulzura, y me lleva tomada de su mano. Es él quien me pasea por jardines repletos de jazmines y fragancias. Él me transporta a un mundo lleno de amor, de alegría y de color. Mirar sus ojos es ver el reflejo del amor. Escuchar su voz es una melodía bellísima. Tocar su piel es una senda cadenciosa y sensual. Besar su boca es alcanzar el éxtasis. Y nos besamos de día, y de noche… y de noche… y de día, y así pasamos el tiempo, embebidos el uno del otro en suaves y tiernos arrumacos. Ambos nos sentimos insaciables y no paramos de besarnos ni acariciarnos. Somos dos seres que disfrutan, gozan y sienten con la misma fuerza.

Estoy sobre una nube de algodón, y él, está ahí conmigo, tomado siempre de mi mano. No soy solo yo, sino que juntos volamos por los cielos, y nuestros cuerpos perfumados nos envuelven en cálidos abrazos y besos.

Él me enseña, me aconseja, me guía, me abre los ojos al mundo. Él me cuida y me protege, Y yo me siento segura y feliz. Me siento mimada y querida. Amada y deseada. Y siento que este sentimiento de amor que ha nacido en tan poco tiempo, será una unión larga y duradera. Quizá suene cursi, pero siento que él fue creado para mí. Para mi gozo y mi deleite. Nada me llena más que él. Todo lo que quiero es dedicarme a él, tal como él lo hace conmigo. Soy su mundo y su todo. Es mi mundo y mi todo. A disfrutar del amor, que gracias a eso, mi vida está cambiando.

domingo, 18 de octubre de 2009

Con tu Amor

“…Yo estaba sola. Vivía muy triste. Creía que nunca, iba a encontrar un amor. Hasta que llegaste. Se fueron mis penas. Y con tu cariño empecé a olvidar el dolor.

Yo estaba sola. Tan sólo soñaba. Creía que todos mis sueños estaban tan lejos de ti. Hasta que llegaste. Se fueron mis penas y con tu cariño empecé a olvidar mi dolor.

Con tu amor, se fueron mis penas y llegó la felicidad. Gracias a ti, no siento tristeza, ni dolor, hoy soy muy feliz…”



Yo estaba sola. No vivía triste, pero sí me faltaba algo para estar plena. Y creía que nunca iba a encontrar un amor. Conocía personas que no me llenaban completamente, y creía que el amor, en esta vida, no iba a ser para mí. Me sentía frustrada. Y pensaba en lo injusto de la vida, que siendo una persona de buenos sentimientos y de muchas virtudes… no encontraba quien me valorara por todo lo que soy. Esa injusticia de la vida no la entendía. Y a mis 43 ya pensaba que era demasiado exigente, y que, por mi exigencia, no iba a encontrar a nadie. Me resignaba pensando que lo que buscaba no había nacido y me sentía tan superior (intelectual y espiritualmente) ante los hombres que conocí, que yo quería alguien que fuera más que yo. Que fuera mejor que yo, alguien para admirar y para amar. Y si yo soy virtuosa e inteligente, simpática y agradable, cariñosa y de piel, sincera y honesta, fiel y leal, apasionada y sensual, emprendedora y trabajadora, esforzada y perseverante, observadora y detallista y poseedora de un amor inagotable… si yo soy así, ¿porqué no iba a encontrar una persona como yo? Que sintiera como yo, que amara como yo, que se preocupara como yo. Había perdido la esperanza, y aunque seguía viva y latiendo débilmente la llama en mí, seguía intentándolo. Hasta que llegaste…

El primer abrazo de Año Nuevo que le di a un hombre (que no fuera mi hermano) ¡por fin surtió efecto! La mariposa que se posó en mi mano, fue una imagen premonitoria. Por fin encontré lo que he buscado por años. Por fin encontré la horma de mi zapato. Por fin veo un hombre que proyecta un abanico de virtudes. Al fin encontré el ser que valora a la mujer, a la niña, a la amante, a la artista, a la Angélica que soy. Y lo he encandilado con mi luz. Y lo he hechizado con mi amor, y juntos, hemos encontrado la compañía sublime.

Hoy, soy muy feliz...

martes, 13 de octubre de 2009

Viaje a Papudo

El fin de semana largo recién pasado, fui invitada nuevamente por mi cuñadita Nancy, a visitar a sus papás en Cachagua. Partimos el sábado por la mañana cuando en Santiago llovía casi torrencialmente.

En Cachagua estaba nublado cuando llegamos, pero abrió el día a eso de las dos de la tarde. La mamá de Nancy tenía que ir a Papudo a hacer un trámite y nos invitó. Así que para allá partimos en nuestra primera excursión. Nos sentamos en la parada a esperar la micro.

En la plaza de Papudo había un carrito con Artesanías de la zona.

Por el costado de la plaza bajamos hacia la playa y nos encontramos con esta bella casa patrimonio de la Humanidad.

Donde abundan las flores, ahí tengo que estar yo. Es mi debilidad.

Quedé prendada de esta “Cascada de flores” Y como buena Santiaguina (a la que le gustan las flores), saqué varias patillas para plantar en mi jardín, porque al ponerlas de cubresuelo se ven espectaculares, como una alfombra rosada.

La Playa de Papudo es pequeña, pero es bellísima.

Me encantan las playas donde se puede ver además cerros y mucha vegetación.

Esta es la muestra de que realmente estuve en suelo Papudiense (¿Así se dirá?)

Y los cactus son sorprendentes por su gran belleza. Aquí uno que no tenía flores (para mi desgracia, porque quería fotografiar sus flores color beige).

Adivinen cómo se llama éste… “El Asiento de la Suegra” ¿Porqué será? Este estaba en un vivero, por eso ahora sé su nombre.

En el próximo capítulo les cuento la segunda parte: “Excursión a Las Cujas".

martes, 6 de octubre de 2009

Satisfacción

Se plantó frente a mí. “Tienes unos ojos preciosos… y unas pestañas preciosas”, dijo mirándome fijamente a los ojos. Yo acerqué mi boca y lo besé. Un beso largo, e intenso. Se despegó de mi boca. Me abrazó. Y mientras con una mano apretaba mi espalda y con la otra acariciaba mi cabello, susurró en mi oído: “Quiero hacerte el amor”. Al escucharlo… un escalofrío recorrió mi espalda. Nunca había sentido algo así. Fue como un pequeño orgasmo, suave y sutil. Lo abracé apretado, y volvimos a besarnos…

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Uno propone y Dios dispone

Se afinaban los detalles para la visita que haríamos de sorpresa a casa de mi tía. Inicialmente íbamos a entrar a su casa uno a uno, pero como el patio es grande, ella nos vería entrar y ya se perdería la sorpresa. Entonces como Luisa, una de sus amigas, había dejado olvidados unos lentes la última vez que fue, la llamaría desde la puerta de calle diciéndole que pasaba por el sector y pasó a buscar sus lentes. En el momento en que mi tía fuera a abrirle la puerta, gritaríamos todos juntos ¡¡Sorpresa!!

Luisa vive en la zona norte igual que yo. Le dije que nos juntáramos en el metro entre cuatro y cuatro y cuarto. Había que estar a las cinco en la puerta de la calle de la casa de mi tía. Y como soy muy puntual para mis cosas, teníamos tiempo suficiente para llegar. Luisa demoraba y demoraba. Yo ya estaba impacientándome. Estaba decidida a irme en el siguiente tren cuando Luisa apareció. Llamé a mi hermano para preguntarle donde estaba, y como estaba en el Supermercado, a cuadras de la casa, nos juntamos ahí. Ya eran las cinco cuando llegamos al Supermercado a encontrarnos con Iván y Nancy, su polola.

Mi hermano Héctor por su parte, había llegado de Talca el día anterior y como sé que mi hermano “no cuece Peumo” (dicho que se refiere a las personas que hablan y se les salen los secretos), pues no le conté a qué hora nos juntaríamos para que no metiera la pata.

Eran las cinco y mi hermano recién estaba comprando las botellas de pisco. Entonces llamé a Rosa, la otra amiga de mi tía Haydée quien debía de estar ya en la puerta de calle esperando. Cuando Rosa me contestó casi me caí de espaldas. Me dijo que mi tía ya la había visto y que se fue al agua la sorpresa, pero ¿cómo? Si mi tía nunca sale a la calle. Rosa me contó que andaba con Héctor ¿Y pa donde la llevaría Héctor? No entendíamos nada. En eso tomamos un taxi y llegamos a casa de mi tía, para encontrarnos ahí con mi tía Mary y mi ahijado-sobrino Yerko, y con Rosa y su marido, los que habían sido descubiertos ya por mi tía. Cuando entramos igual gritamos sorpresa, porque mi tía no sabía a qué hora llegaría yo y tampoco que iba con su amiga Luisa. Menos que iba a llegar con el Ivancito.

Realmente mi tía estaba sorprendida. Pero ¿y donde estaban los otros? Llamé a mi tía Ester y como ella tenía un almuerzo no sé donde, la había ido a buscar su marido el Tío Enrique, ellos traerían el pan y las pastas para hacer los canapé. Pero mis tíos andaban perdidos y todavía no tomaban micro para llegar a casa. Por su parte el hijo de ellos, mi primo Darwin, tampoco iría porque había trabajado ese día y estaba muy agotado. De mi prima Marcia no sabía nada, iba a llamarla pero había harto que preparar todavía.

Mi tía Haydée como sabía que íbamos a pasar el fin de semana con ella (cosa que siempre sucede cuando viaja mi hermano Héctor a visitarnos), había hecho dos queques, uno de amapolas y otro de manzanas. Yo, aparte de la torta llevaba un queque de manzana con nuez. Rosa llevaba queso y una botella de pisco. Y Luisa llevaba pistachos, papas fritas y aceitunas. Mientras Nancy e Iván exprimían los limones para el copete, nos íbamos interiorizando de los detalles de nuestra sorpresa fallida. Resulta que a mi tía se le había echado a perder el tubo fluorescente de la cocina el día anterior. Mi tía había ido en la mañana a comprar lo necesario para el arreglo. Héctor viendo que ya se iba a oscurecer y sabiendo que de un momento a otro empezarían a llegar los invitados, le dijo a mi tía que mejor fueran pronto a buscar a don Beño para que arreglara la lámpara. Por esa razón la acompañó a la casa de don Beño (media cuadra más allá). Fue entonces cuando mi tía Haydée desde lejos vio a mi tía Mary y le llamó la atención que mi tía estuviera ahí sin aviso previo. Tía Haydée se preocupó, pues pensó que algo le podría haber pasado a tía María y por eso había llegado sin aviso. Y más se preocupó cuando vio a tía Mary acercarse a un taxi que estaba en la puerta. Claro que mi tía no sabía que el taxi era el de su amiga Rosa, quien había llegado y estaba saludándose con mi tía Mary. Para colmo la lámpara no se podía arreglar porque justo lo que había que cambiar mi tía no lo había comprado. Así es que instalamos de emergencia e improviso, un par de lámparas de los dormitorios, arriba del refrigerador para iluminarnos (la probabilidad de que se echara a perder la lámpara justo el día de la celebración era de una entre mil. Justo tuvo que sucedernos ese día).

A todo esto mi tía Mary y Luisa distribuían los queques y el picoteo en fuentes y platos para llevarlos a la mesa. Yo saqué la Torta y se la entregué a mi tía Haydée.

Por poco y la torta tampoco me resulta. Como era de panqueques llegué el viernes después del trabajo a prepararla. Los panqueques no me resultaban, se me desarmaban todos cuando los desprendía de la lata y ya me estaba desesperando. Si no resultaba, tendría que comprar una torta hecha y no era lo que quería, yo quería hacer la torta. Yo quería decorarla especialmente para mi tía y para sus invitados. Feo sería que llevara una torta comprada cuando yo misma podría haberla hecho. Y pensaba para mis adentros: ¿porqué elegiste de panqueque? ¿porqué no hiciste una más fácil? ¡Tuviste que elegir la más difícil!, hasta recordé en ese momento porqué dejé de hacerla. Ya eran las diez de la noche. Empecé a hacer la segunda mezcla y con alivio ya me estaba resultando. Los nervios y el apuro me jugaban en contra. Terminé la torta y el queque a las dos de la mañana. Dejé limpia la cocina y me fui a acostar. Al día siguiente tendría que levantarme muy temprano a preparar la decoración.

A las seis llegaron mis tíos, los que se encontraron justo en la puerta con mi prima Jany, a la que no veía hace tres años (cuando velamos a mi prima Mirtha). La Jany aportó con dos botellas de Mango Sour. Los que me apresuré en guardar en el freezer para enfriarlos.

A las seis y media estábamos sentados a la mesa empezando la celebración. Celebración llena de inconvenientes, pero que finalmente sacamos adelante.

Mi tía Haydée estaba contenta. Reclamaba porque no le habíamos avisado, pero si lo hacíamos perdía la gracia de la sorpresa.

Lo pasamos regio. El marido de Marcia llevó su guitarra y amenizamos cantando canciones. Algunos invitados como mi tía Ester y el tío Enrique se quedaron a alojar en casa (como en los viejos tiempos). Así es que pasamos un fin de semana muy agradable y en familia.

Como verán uno propone y Dios dispone!

jueves, 24 de septiembre de 2009

El Sábado a la cinco

¡¡¡¡Sssssshhhhhuuuuttttsssssss!!!! (sonido de silencio)

- No hagan ruido, no digan nada…

entraremos sigilosamente… para que ella no nos escuche…

…entraremos uno tras otro, calladitos…

…No faltará el que pise una hoja, quiebre una rama, mueva una flor y la alertará…

… se abrirá la puerta, y…

¡¡¡SORPRESA!!!

¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS TÍA HAYDÉE!!!

… sigamos con lo previsto, ¡¡todos a sus puestos!! Nos adueñamos de la cocina de mi tía para preparar los canapé…

… ya poh, ayuden… (no faltan los que se esconden pa no ayudar)…

… despavílate poh, si es pa hoy no pa mañana!

… ¡Yo destapo las botellas! ¡Soy seco pa las botellas!

…Oye, parece que se nos olvidó invitar al vecino…

…Será una fiesta inolvidable, nos tomaremos hasta el agua del guatero…

…y mi tía va a caer desmayada de la impresión…

El sábado a las cinco, estaremos todos en la puerta de calle de la casa de mi tía para darle una sorpresa. Y aunque oficialmente el cumple es el 29 de Sept. Todos estaremos ahí para saludarla. Espero todo salga como lo he planeado.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Empanadas dieciocheras

Como ya es sabido las Empanadas son uno de los platos típicos de Chile. No sé porqué, si en varios países se preparan las Empanadas. Y sin ir más lejos les cuento que en Uruguay hay un local que no recuerdo el nombre, (tendría que buscarlo en los cachureos que guardo en mi casa), donde hacen una variedad increíble de Empanadas.

Los chilenos para celebrar nuestras Fiestas Patrias hacemos: Empanadas de pino al horno (o fritas), asado a las brasas o a la parrilla, Anticuchos (trozos de carnes insertadas en un fierrito largo y delgado, algo así como las brochetas, pero de metal) ensalada a la Chilena (tomate con cebolla en juliana muy fina) y tomamos vino y chicha. De postre algunos toman mote con huesillos. Nosotros (mi familia) nos saltamos el postre, porque comemos tanto que no nos da la guata pa comer postre.

Otros hacen Empanadas de queso y de Mariscos. Yo hago más variedades porque hago Chaparritas (queso, tomate, salchicha, chorizo y orégano) y esta vez, en este 18, hice Empanadas de Champiñones (porque mi tía quería comer de ésas).

Mi tía es quien prepara el pino y junta los ingredientes de la masa (porque mi tía cocina delicioso, y porque ella es la dueña de casa, y el dueño de casa es quien hace la mayor parte jajajá).

Ingredientes para el Pino

½ kilo de Carne molida
4 a 5 Cebollas grandes
Aliños (pimienta, comino, orégano)
1 Cdita de Sal
Aceite
1 Cdita. de Ají de color
1 pizca de Merkén
Apio y perejil picado

Freír la carne en el aceite. Agregar los aliños, la sal y las cebollas picadas en cuadros medianos. Incorporar la verdura picada. Al final y cuando esté medio cocido agregar el ají de color y el merkén. También se puede agregar una o dos cucharadas de harina para espesar. Hacer el día anterior y guardar en el refrigerador, así la Empanada no queda caldúa (aguachenta).

Ingredientes para la Masa

2 kilos de Harina
1 Huevo
1 Vaso de Vino Blanco
Agua tibia
1 ½ Cucharada de Sal
1/8 de Manteca

Poner en un bol, la harina, la sal y agregar agua tibia. Cuando empiece a tomar consistencia de masa, agregar el huevo entero y unir. Luego vaciar el vino y al final la manteca tibia. Formar una masa que no se pegue en los dedos. Si se desea se puede golpear la masa (de la manera que usted desee, ya sea dándoles unos combos -haga cuenta que es el jefe- o lanzándola al aire y dejándola caer en la mesada. Suena chistoso pero si quiere lo omite y no pasa nada jajajá.

Ingredientes para formar la Empanada:




* El pino preparado anteriormente
* La masa también preparada antes
* 6 Huevos duros
* Aceitunas
* Pasas (optativo, a mí me gustan sin pasas)


Extender la masa y cortar en forma redonda según la imagen de la fotografía (no se me ocurrió fotografiar el doblado para que se entendiera mejor), pero se doblan los dos costados laterales y al último el borde de arriba. Hay otras formas de doblarlas, usted elija la que más le acomode.



Poner en la lata del horno enharinada y pincelar con un huevo batido. Llevar a horno (no me pregunten cuanto rato porque lo hago al ojo, nunca tomo la hora, según el olor y el color de la Empanada). Nuestra cocina no dora inmediatamente, así que tenemos que voltearlas para que se cocinen y doren por ambos lados. Y a comer!!!!


Pino para las Empanadas de Champiñones:

* 1 bandeja de Champiñones cortados en juliana
* 1 taza de choclo cocido
* ½ taza de aceitunas picadas en juliana
* 2 o 3 cucharadas de Margarina

Calentar la sartén, agregar la margarina. Una vez disuelta la margarina agregar los champiñones. Revolver y agregar el choclo y las aceitunas. Cocinar sólo unos minutos hasta que el champiñón esté tierno. Agregar dos cucharadas de harina para espesar.

Si desea puede adicionar pimienta cuando el pino de Champiñón esté listo.

Si se fija bien, verá que en la imagen al costado de la preparación hay una copa. Se trata de un ponche, aquí la receta:

Arreglado o Ponche de Vino con Chirimoya:

* 1 o 2 Chirimoyas, dependiendo del tamaño
* 1 ½ lt. de vino blanco
* Azúcar al gusto

Picar las Chirimoyas en un jarro, agregar el azúcar y revolver para macerar un poco. Incorporar el vino blanco y refrigerar para enfriar.

Se pueden reemplazar las chirimoyas, por duraznos en conserva o naturales, frutillas o melón tuna. También se pueden mezclar algunas frutas.

Mientras yo preparaba las Empanadas, mi hermanito se dedicaba al asado. Fui a ponerme junto a él para tomar esta fotografía.

Y el Ivancito que también colabora con las preparaciones (también tiene buena mano), hizo el pebre, esto sí que me parece muy chileno, el pebre, he aquí la receta:

Pebre

* 6 Ajíes cristal
* 3 Cebollines (sólo la parte blanca)
* 2 Tomates
* 1 Ramo de cilantro
* 2 Dientes de ajo (optativo)
* Aceite y sal para aliñar

Se pican todos los ingredientes en cuadritos finos y se aliña. Puede variarse el ají natural por pulpa de ají, o ají en salsa.

Con este rico pebre nos comimos los Choripán, que son longanizas o chorizos al pan. Para una mejor presentación el pebre se lleva a la mesa en un chanchito de greda, nada más tradicional.

Y así celebramos un nuevo 18 de Septiembre, y con él comenzó a las cero horas, la cuenta regresiva para la celebración de nuestro Bicentenario de la Independencia de Chile.

Clikear para ver en grande.

martes, 15 de septiembre de 2009

Con brotes de mi siembra

Por el camino dormido. En charcos, yuyos y piedras. Donde tu casa y la mía, se secretean por señas. Y a una cuadra hablan de cosas, de grietas y de goteras. Anoche pasó la muerte, guapeando en su mula negra. Con poncho de alba y mortaja, y un hueso por lazo y rienda. Caracoleó en mi ventana, y se detuvo en tu puerta. Se echó a tu marido al anca. A dos más les corrió penca. Y a mí, por poco me agarra y me lleva de las mechas.

¡Quién se lo iba a imaginar! Pensar que una remolienda, que empezó batida en risas, iba a cuajarse en tragedia; que la amistad y el cariño se irían a la misma mierda; que por rencores añejos, correría sangre fresca, y en ensalada de tajos, picaríamos la fiesta.

¡Buen dar con la polvorita bien celosa y traicionera, que estalla cuando se juntan recuerdos, vino y polleras! Y más con tu hombre, que siempre tomó de la chicha negra; contigo, que eres como hacha para formar peloteras, y conmigo, que aunque nunca le busco el cuesco a la breva, cuando me pisan el poncho le armo un taco a la prudencia. Ya iba corriendo la noche, trotando en las cuatro y media. Del cordero no quedaba ni una presa pa la muestra. El vino había corrido como para bañar yeguas, y las cantoras de roncas, ni aleteaban ya siquiera. Fue entonces cuando el Chano, se subió a la carretela y gritó: “¡Ey! ¿Quiénes se animan a ir al pueblo a revolverla? ¡Vamos pues!, dijeron todos, pero antes… ¡la última Cueca!

Y empezaron otra vez a galopar las vihuelas, a trillar voz las cantoras, y a encacharse las parejas. El finado salió pal patio, quizá pa aliviar la conciencia, y tú que me andabai de antes, con risitas y con señas, me agarraste por un ala y ¡a la cancha la pareja!

Dimos la vuelta del brazo; los demás, hicieron rueda; tú te subiste la falda hasta mostrar media pierna; yo tiré al suelo la manta; hice cantar las espuelas, y te rondé como el gallo, el pañuelo en ala y cresta, en una de punta y taco zapateada a toda rienda, con aro en el mismo vaso, abrazo y rodilla en tierra. En medio del tamboreo, la hiufa y la sonajera, ahí no más se nos vino abajo de un solo tirón la fiesta. Llegó el finado y se vino al bulto como una fiera. Lo más suave que te dijo, fue un nombre de cuatro letras. Y a mí me sacó, de un viaje al corral la parentela. Y me amagó con la argolla, del rebenque a la cabeza. No pudieron sujetarlo: ¡Qué cristiano con más fuerza! Su entenado pidió cartas; mi hermano afianzó mi apuesta, y nos trenzamos los cuatro a dar por donde cayera. La cosa desde un comienzo, se puso hedionda de fea. Volaron los garabatos, los platos y las botellas. Se alborotaron los gallos; no sé quien pisó a la perra, y el mujerío chillaba como chancho en la batea.

El finado fierro en mano, charqueaba el aire a la ciega. Un tajo me mordió el hombro; pelé también mi herramienta, y yiaaaaa!!! …Y hasta ahí no más me acuerdo, porque una manta de niebla me tupió al rojo los ojos, la memoria y la conciencia. Y aquí estoy. A lo hecho pecho. Y que sea lo que Dios quiera. El que monta en pingo chúcaro, que aguante si corcovea. Harto lo siento por ti, pero tiraste la piedra, aunque ahora escondai la mano, ¿Quién te mandó a hacerme señas?, ¿A bailar sola conmigo y a mostrar tanto la pierna?, sabiendo bien que al finado siempre le ortigó la idea, de que si se dio en el gusto y te ganó por las buenas, se llevó terreno arado… y con brotes de mí siembra.

Vos, de la fiesta al velorio. Yo, al hospital y a la celda… ¡Qué tal! ¿Cuándo me invitai otra vez a bailar Cueca oh?

viernes, 11 de septiembre de 2009

Arriba en la Cordillera



Que sabes de cordillera, si tú naciste tan lejos.
Hay que conocer la piedra que corona al ventisquero,
Hay que recorrer callando, los atajos del silencio,
Y cortar por las orillas de los lagos cumbrereños.
Mi padre anduvo su vida por entre piedras y cerros.

La viuda blanca en su grupa, la maldición del arriero,
Llevo a mi viejo esa noche, a robar ganado ajeno,
Junto al paso de Atacalco, a la entrada del invierno,
Le preguntaron a golpes y él respondió con silencios,
Los guardias cordilleranos clavaron su cruz al viento.

Los Ángeles, Santa Fé, fueron nombres del infierno.
Hasta mi casa llegaba la ley buscando al cuatrero,
Mi madre escondió la cara, cuando él no volvió del cerro,
Y arriba en la cordillera, la noche entraba en sus huesos.
El que fue tan hombre y solo, llevó a la muerte en su arreo.

Nosotros cruzamos hoy, con un rebaño del bueno,
Arriba en la cordillera, no nos vio cruzar ni el viento,
Con qué orgullo me querría, si ahora llegara a saberlo.
Pero el viento no más sabe, donde se durmió mi viejo
Con su pena de hombre pobre y dos balas, en el pecho…

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Conocí la música de Patricio Manns a través de mi hermano. Al Ivancito le gustaban sus canciones, y compró todos los casetes que encontró. Luego compró los Cds. Y a mí la verdad que no me gustaba. Pero cuando empecé a poner atención a sus letras, me fascinó. Las letras de Manns, son verdaderas vivencias. Y ésta para mí es una de sus canciones más emblemáticas. Cuando la escucho me pone la carne de gallina. La siento, la vivo, la disfruto.

Pero no sólo ha escrito canciones Manns, también ha escrito libros. Y tengo la fortuna de haber leído dos (bajo recomendación del Ivancito), “El Corazón a Contraluz” y “Memorial de la Noche”. Seguro más adelante leeré más libros de él, porque tiene muchos y mi hermano tiene en la Biblioteca de la casa de mi tía, varios. (Que rica será mi vejez leyendo todo lo que hay en esa Biblioteca).

Ahora, en los días previos a nuestras Fiestas Patrias, es cuando más se escuchan las canciones de nuestro Chile. Yo las escucho todo el año, porque no necesito que llegue el 18 para escuchar cuecas. Pero me encanta entrar a cualquier tienda o negocio y escuchar de fondo la música del Folcklore chileno y las letras y melodías de Patricio Manns.

Espero disfruten la canción que les presento.

martes, 8 de septiembre de 2009

Mi cuarto de hora

A veces me han contado hechos que parecen extraordinarios. No se me ocurría pensar cómo las personas son tan ingenuas, que caen en engaños y patrañas de otros más embusteros. Pero hay gente que se dedica a eso y tienen un bla-blá excepcional.

Resulta que el lunes, yo llegué al trabajo como siempre, pasaditas las diez de la mañana. Creo que todavía venía medio dormida porque de otra manera no explico el acontecimiento. Entré a mi oficina, y me dice el Portero que alguien quiere hablar con el “Bodeguero”. Como a don Carlitos, el Bodeguero, me lo echaron, ahora yo asumí dicha labor. Entonces le digo al Portero, “échemelo pa acá” para conversar con él.

El tipo se veía bien vestido. Andaba de terno y corbata y tenía una conversación muy fluida (típico de estas personas que para lograr su objetivo tienen que “convencer”). Me dijo que él trabajaba en una empresa que compraba todos los cartuchos de tinta que ya no se usaran en las instituciones, ya sea porque las impresoras quedaron discontinuas, ya sea porque se echaron a perder o porque simplemente las actualizaron comprando nuevas. Yo tenía en mi Bodega más de treinta cartuchos de tinta que no voy a usar y que en algún momento iba a desechar. O si alguien me pedía un cartucho para su hogar y tenían esa impresora, yo opto por regalárselos. Entonces de alguna manera yo en algún momento me desharía de dicho material porque además no me gusta el cachureo.

Pues bien. Yo, aweoná, inocente le dije que tenía hartos cartuchos y me paré y fuimos a la Bodega a mirarlos. El tipo que sabe su oficio me dijo “ah! por estos cartuchos le doy cuatro mil pesos por cada uno”. Y aquí debo reconocer que si bien algo me hacía pensar que esto era una estafa, el escuchar hablar de dinero me puso en una situación diferente. Puesto que, como del ingreso de dinero en la Universidad depende el “abono” de sueldo que nos den el viernes. Yo inmediatamente pensé en dinero para los sueldos. Y por otra parte la codicia que rompe el saco, también me hizo pensar ¿y si los tipos se gastan la plata en otra cosa y no lo abonan a nuestros salarios? Y ahí pensaba en hablar con la Tesorera y conversar la situación... todo esto pensaba mientras el tipo hablaba y ponía precio a cada cartucho que veía. Los separó por años y algunos que había del año 2009 me dijo “ah! estos hay que revisarlos porque puede que estén fallados” o no se qué cosa. Los cartuchos por su parte fueron comprados hace como tres o cuatro años y fueron quedando en stock. Entonces el hombrecillo decía “éstos me los voy a llevar para revisarlos” y los dejaba aparte. Yo, la saco de pelotas crédula, le pasé incluso un Toner que es caro y que también quedó en stock y que nadie iba a utilizar. Estaba nuevito y sellado, y él dijo “ah, no, este no sirve” y puras cosas así me decía mientras seguía enumerando lo que se iba a llevar y lo que me iba a pagar. De pronto y echando en una bolsa lo que se llevaría supuestamente para “revisión” dejó a un lado los que seguro no le servían y yo sabiéndolo y no sabiéndolo lo dejé hacer. Creo que si las cosas hubiesen sido de MI propiedad (estoy segura) no las habría entregado tan fácilmente, pero como el bolsillo ajeno a uno no le duele, ni me inmuté y lo dejé echar todo en una bolsa como si fueran pa botarlo a la basura.

Volvimos a mi oficina. Previo me hizo anotar todo lo que vendría a buscar en un rato más porque iría al cajero a sacar el dinero. Me hizo sumar cada cartucho al valor que me dijo que pagaría. Yo seguía pensando en nuestros sueldos. Y ahí es cuando he pensado que la necesidad te hace cometer acciones que a veces uno no quisiera. Y pensaba en si ingresaba el dinero en caja o no... ahí salió el bicho de la codicia. Pero a su vez, se enfrentaba mi Conducta Intachable y me hacía renegar de esos pensamientos en una lucha interna. La suma que me entregaría por los cartuchos era alta y yo sabiendo que era casi imposible... y con la cabeza puesta en otra parte, le creí. Me dijo el hombre que hasta me iba a traer un kuchen y un jugo pa que no hiciera negocio con otras personas. Cuando escuché lo del kuchen ya me pareció chacota, porque que un tipo llegue y diga algo así, es webeo. Pero lo pasé por alto porque el signo $ estaba grabado en mis ojitos, y nada más veía.

Jajajá, ahora me río y me he reído todo el tiempo de mí y de cómo se reiría el tipo de mí. Y pensaría “mire que fácil fue engañar a esta mina tonta”. Pero la gota que rebasó el vaso y que es lo que me dio rabia fue cuando me dijo que de MI impresora me podría cambiar los cartuchos que tenía (el de color – vacío - y el negro con un conchito que tenía), por dos cartuchos recargados. Yo los saqué de la impresora. Él dijo que me traería unos recargados y yo dudé porque también pensé que si entregaba esos dos cartuchos perdía ocho mil pesos que es lo que cuesta el par de cartuchos originales vacíos... pero la “ambición” fue más fuerte, y ya me veía imprimiendo mis escritos de La Señorita Angélica a todo color como en los viejos tiempos. Ésa fue la razón que me movió a entregárselos. Aún sabiendo que el cartucho que me traería luego no serviría para venderlo. E ingenuamente se lo entregué.

Ahora cagué, porque mi impresora no funciona. Tenía otro cartucho negro guardado, pero sin cartucho color, aunque sea vacío, ella se taima y no hace nada. Por lo que ahí sí que me dio bronca. ¡¡Como tan aweoná!! Esto se lo conté minutos después a una de mis amigas confiables y ya cuando se lo conté me pintaba a estafa. Para que vean que las personas somos influenciables ante los estímulos. Y el hecho de no tener un sueldo completo y digno desde hace más de un año, me ha vuelto un poco ambiciosa. Y también se los cuento para que sepan que una debe intentar estar en sus cinco sentidos cuando va a trabajar, para que no le pasen gato por liebre. Esto seguro lo guardaré como un gran secreto, o como una anécdota, porque ni loca se lo cuento a mi tía para que me rete por gil! Y por otro lado me ha dejado una gran enseñanza: “en la confianza está el peligro” Y yo soy demasiado confiada.

Todo esto para que vean que yo también tengo mi CUARTO DE HORA!

domingo, 6 de septiembre de 2009

El Emisario

Era de noche cuando la vi en el suelo del living de mi casa. Al ver sus alas abiertas creí que estaba muerta. Rogué para que la Ambrosia no la hubiese degustado. Me acerqué y la tomé de su ala y la puse sobre mi mano. Cuando vi que empezó a caminar por mi palma y por mis dedos, me puse muy contenta. Y recordé este pensamiento:

“El Amor es como una mariposa,
Mientras más la persigues, más se aleja.

Si la atrapas, ella muere…

Es mejor dejar que se pose sola en tu mano”

Lo había guardado en una hoja de Word, un día que lo leí por ahí, en un mensaje de un contacto MSN. Cuando lo leí me gustó. Lo sentí verdadero. Y sentí que el amor es así, que mientras más lo buscas, más se aleja.

Cuando sentí el cosquilleo de las patitas de la Mariposa caminando por mi mano, me sentí dichosa… es el amor que llega a mí. Es el amor, que se acerca a mi vida.

Abrí la puerta del living y salí al antejardín. Busqué un arbusto donde pudiera dejar aquella emisaria que me trajera tan bello mensaje. El Rododendro fue el elegido, y ahí la puse para que desplegara sus alas al despuntar el alba...

lunes, 31 de agosto de 2009

Viaje a Cachagua

El fin de semana recién pasado me fui de paseo. Nancy, la polola de mi hermano, me invitó a pasar un fin de semana con ellos a casa de sus padres que viven en Cachagua.

Yo no conocía, así que cargué mi cámara fotográfica para traerme muchos recuerdos. Los suegros de mi hermano son simpatiquísimos y muy cariñosos. Me pasearon por todas partes para que conociera bien el lugar. Claro que los lugares había que recorrerlos a pie, por lo que tuve que subir y bajar cerros, escalas y roqueríos... y como mis piernecitas no están acostumbradas a tanto ejercicio en desnivel, hoy estoy con un dolor en las pantorrillas que me cuesta mucho bajar las escalas. Pero qué importa el dolor si recuerdo lo comido y lo bailado (es un decir, no bailé).

La imagen inicial corresponde a la Playa de las Cujas. La imagen siguiente también corresponde a Las Cujas. Y está tomada desde lo alto. Existe una bajada preciosa por donde descendimos tomando fotos a diestra y siniestra. Si se fijan bien en la imagen (clikear para ver en gigante), el propietario de la casa de al lado tiene un pequeño helipuerto. Y ya ven la vista maravillosa que se gasta.

Mi hermano y Nancy tomandose fotos con el celular. Yo aproveché para sacarles también algunas y de fondo se ve la Playa como una laguna de aguas color turquesa. Mirando desde abajo parece una playa paradisíaca.

En la imagen siguiente está Nancy y su mamá. Y por supuesto su cuñadita regalona jejeje.

Al pisar la arena de Las Cujas, existe un camino de piedra, rocas y arena, incrustado al costado del terreno. Arriba se ubican algunas casas. Por el camino se llega a la Playa grande de Cachagua. Es largo el camino. Y en desnivel, y la vista es espectacular.

En la roca, al fondo se ven unos pescadores que con sus cañas intentan pescar algún pececito distraído. Al frente de ellos (o al fondo), está una isla de los pingüinos. No pude verlos por la distancia, y el zoom tampoco me lo permitió.



Al final del camino se ve la playa grande de Cachagua, donde me encontré con una amiga que conocí en Chilesat (el trabajo anterior al actual).

El día anterior fuimos a comprar mariscos a Maitencillo. Ahí me encontré con estos lindos pelícanos que posaron gentilmente para mí.

Y este es un mirador muy especial puesto que hay que pasar por un pequeño puente de madera que conduce hasta la cima del mirador. Fue muy entretenido pasar por ahí. Yo hice el trayecto dos veces porque en la primera mi hermano estaba esperando que le abrieran las conchas de las almejas (cosa curiosa para mí porque siempre las habíamos comprado en sus conchas y cerradas. Y éramos nosotros quienes realizabamos la operación de abrirlas. Acá la gente es más cómoda y se las daban abiertas).

Y como siempre me encuentro con flores que me llaman la atención. Esta debe ser alguna variedad de cactus o algo así.

Aquí debo reconocer que parece que de tanto comer chocolates he engordado un tantito jajajá... Esa flor no sé como se llama. Y el papá de Nancy no hubo caso que se acordara. Pero fue muy gentil conmigo porque me regaló dos matitas (yo le daré una a mi tía porque también le gustan las flores azules). Parecian Lupinos, pero no lo son.




En el comedor había un tremendo arreglo de calas.

Y esta alcayotita me la encontré en el camino, en una especie de quebrada que habia, donde terminaba el camino. ¡Ooooohhhh! si hubiese estado madura la recojo porque estaba botada en plena calle. Pero estaba verde, así que nada se podía hacer (con lo que me gusta la mermelada de Alcayota y piña)

Y ese fue mi paseo. Tomé casi ciento setenta fotos, pero como se me echó a perder el mouse y no he comprado otro, me demoré ene en subir estas trece miserables. Espero que les gusten y hayan disfrutado.

domingo, 23 de agosto de 2009

No sólo de pan vive el hombre...

… también de chocolates! (eso espero).

Este fin de semana fue de hacer chocolates. La semana pasada que estuve en casa de mi tía, ella hizo chocolates, pero los de ella son sencillos. Funde el chocolate de leche (dulce) y lo vierte en los moldes, les da un golpe de frío, a desmoldar y a comer.

Pronto vendrá mi hermanito Iván a mi casa con su novia Nancy. Entonces me pareció una buena idea hacerles chocolates también. Considerando que tengo congelados los rellenos y el chocolate comprado a principio de año (debido a la aceptación que tuvieron mis chocolates Navideños).

Los chocolates que yo hago, son más elaborados. De partida uso chocolate bitter (semi amargo), y hago rellenos (de trufas, de toffee de nuez, de mazapán, de coco y de cerezas al licor), estos se moldean –es decir se hacen en moldes – otros, son boleados, como los de ciruelas secas rellenas con una bolita de mazapán. Se echan las ciruelas en la olla del chocolate y se dan vuelta para que se impregnen por todos sus ángulos, a eso se le llama boleado. Las trufas se hacen boleadas o bañadas y se les echa encima chocolate granulado (de esa manera nunca he hecho). Yo soy más bien de moldes, de cosas de elegante presentación.

Mi cuñada me invitó a pasar un fin de semana en casa de sus padres allá en Cachagua (una playa del litoral central). Y siempre que se va a una casa por primera vez, es de cortesía o de caballerosidad, no sé como llamarlo, que no se debe ir con las manos vacías. Eso lo aprendí hace mucho, me lo enseñó mi ex Gran Jefe. Y desde que lo aprendí jamás he ido a una casa por primera vez, con las manos vacías (exceptuando las citas románticas, porque la experiencia me ha enseñado que en esos casos, hay que dejarse querer jajajá). Bueno cuando vaya donde los suegros de mi hermano, les llevaré unos bombones hechos por mí (con eso me los ganaré altiro no más, así como me gané a mis ex suegros). No hay nada más valioso que recibir un regalo hecho por las propias manos del que otorga el regalo. Por eso es que me identifico con el libro “Como Agua para Chocolate” porque cuando cocino estoy pensando en las personas que comerán mis platos y eso hace que los prepare con más amor, con más cuidado, con más dedicación.

Bueno, y ésta, ha sido la producción.

Como de un molde salen varios, y yo hice de seis tipos, me salieron bastantes. Entonces metí en cajitas los de los suegros y las cajitas más pequeñas que se visualizan serán para venderlos en la pega. Ojalá me los compren, pero a los que les ofreceré son los mismos a los que les regalé una cajita igual en Navidad, así que ya sabrán que son deliciosos.

Yo sé hacer chocolates no porque sea capa, sino que hice un curso para ello. Al igual que para decorar tortas. También hice curso para hacer Pan de Pascua y Stolen. Me falta la plata no más pa aprender a hacer más cosas. Como dice mi amigo Carlos, creo que ahí está mi verdadero futuro.

Por suerte ya envasé (guardé), todos los chocolates, porque sino esta es la hora que todavía me los estoy comiendo. Desde ayer que los empecé a hacer y probando probando me he comido más de una docena jajajá, es que no me pidan que no pruebe porque el control de calidad debe actuar infalible! (Y al día siguiente saben distinto que recién hechos, por eso tanta prueba ¡¡zaaaaaaaa!!).

Clikear para ver en gigante.